LOS PASEOS: 18 DÍAS Y 376,5 KM
“Todo animal salvaje (…) es más sensible al movimiento que a la presencia formal o material”
J. Durand
Sobre el conocimiento a través del movimiento y el uso del cuerpo como herramienta para el dibujo.
En octubre, Alban me invitó a realizar una residencia artística de 18 días en Saint Palais, Francia, con motivo del festival Points de Vue que se realiza cada año en Bayonne.
Hacía tiempo que me rondaba la idea de poder realizar un proyecto con doble intención, donde la obra final cediese el protagonismo al proceso, a los cambios sucedidos durante los días de creación y era una buena oportunidad.
Saint Palais (Donapaleu) es un pequeño pueblo situado en el País Vasco francés, parada obligatoria de peregrinos en el Camino de Santiago antes de cruzar los Pirineos.
Cada vez que viajo para pintar trato de aprovechar el tiempo al máximo y conocer los lugares mediante paseos en ratos libres, saliendo a correr por la mañana antes de empezar o utilizando una bici como medio de transporte. En estos tiempos tan frenéticos resulta muy complicado darse cuenta de dónde está uno realmente, qué hay a su alrededor, cómo es el suelo que pisa a diario o a cuántos metros de distancia del hotel se encuentra el muro sobre el que voy a trabajar.
Esta vez decidí utilizar mi obra como excusa, mi trabajo como puente entre mi entorno y mi cuerpo y el movimiento como punto de partida.
No es fácil llegar a un lugar como Saint Palais, nada familiarizado con las intervenciones en la calle y ponerte a pintar sin más. El proceso debía ser distinto, íntimo y responsable, como cuando te acercas poco a poco y con precaución a algo que desconoces.
Mi primera intención y como sucedió durante los primeros días era recorrer el pueblo, entenderlo e interiorizarlo, y a la vez, dejarme ver paseando una y otra vez por las calles mientras buscaba posibles localizaciones, grabando mis paseos y tomando registros de los lugares que resultasen interesantes. Sin darme cuenta, iba creando un camino que repetiría una y otra vez durante los 18 días que estuviera allí.
Aprovechaba las mañanas para salir a correr o montar en bici y así visitar otros lugares algo más alejados, extendiendo mi dibujo corporal sobre el mapa y generando en mí una visión más global y acertada de la zona, tratando de sentirme lo más cómodo posible.
Días de búsqueda de las posibles localizaciones en las calles de Saint Palais:
El 25 de septiembre comencé a pasear, correr o pedalear, dejando todos mis pasos registrados y ordenados.
La repetición de un mismo recorrido comenzaba a resultar rutinario y me permitía buscar detalles que en las primeras caminatas pasaban desapercibidos. La sorpresa inicial se transformaba en confianza y reconocimiento del espacio, y es ahí donde aparecen los detalles.
Mis pasos dibujaban recorridos sobre un mapa que un GPS se encargaba de grabar, permitiéndome crear un “rastro” o huella digital que genera un dibujo aleatorio e improvisado sobre el espacio.
La acción de pasear era como coger un lápiz y, de forma inconsciente, arrastrarlo sobre el papel una y otra vez, trazando líneas que muchas veces y por azar, acababan coincidiendo y dando paso a los primeros dibujos:
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Después de 4 días las localizaciones para las obras estaban definidas. Habíamos seleccionado 7 paredes para intervenir y recorridos algo más de 80 kilómetros. El dibujo sobre el mapa iba creciendo, junto con el conocimiento del espacio, las calles, plazas, iglesias, árboles, restaurantes o esas pastelerías francesas tan famosas ya eran familiares. Conocía dónde conseguir las mejores verduras, a qué hora y sobre qué fachadas golpeaba el sol (cuando no llovía), dónde tomar un buen café y por qué calles cruzaban el pueblo los peregrinos antes de llegar a los Pirineos. El rugby se jugaba los sábados a las afueras, los colegios estaban cerca del hospital, los habitantes ya empezaban a saludarme y el domingo TODO cerraba. En definitiva, el movimiento me había permitido descubrir y descubrirme.
El día 5 empecé a pintar.
La obra consistiría en la realización simultánea de 7 murales repartidos a lo largo de las 7 localizaciones seleccionadas previamente (ver en mapa más abajo), los cuales una vez terminados compondrían una única pieza.
Cada uno de ellos corresponde a un “frame” de la secuencia de vuelo de una paloma salvaje o torcaz, animal muy representativo en esta zona del País Vasco Francés, que realiza grandes viajes migratorios cada año hasta llegar aquí.
Los pintaría de forma simultánea o en cadena, realizando el mismo paso en cada uno de los 7 murales a la vez, continuando así con mis paseos diarios.
Todos los días comenzaba a pintar donde lo había dejado la tarde anterior. Empecé encajando el dibujo de todas las palomas; cuando acababa una, paseaba hasta la siguiente localización y así sucesivamente hasta terminar de encajar el boceto de las 7 palomas. Después realizaba el mismo proceso con cada color que pintaba. Lo usaba en todas las localizaciones hasta poder pasar al siguiente, hasta un total de 18 colores con sus correspondientes paseos. La última fase corresponde al trazado de las lineas y registro fotográfico de todas las piezas, una a una, para crear la obra final: una animación de la secuencia de vuelo que unifica todas las obras.
Los kilómetros, pasos, jornadas, inclemencias y anécdotas se iban sucediendo durante todo el proceso y continuaba registrándolos generando un mapa diario de calor que se sumaría al de días anteriores, creando una especie de diario del movimiento. Todos los paseos los hacía cargando con una escalera, agua, los bocetos, un pequeño cubo de pintura y un par de pinceles.
Tras 5 días de aclimatación y localización y 13 días pintando y paseando, el proyecto había llegado a su fin.
· 18 días
· 7 murales
· 376,5 km recorridos
- 192,3 km corriendo
- 116,9 km paseando
- 68,3 km en bicicleta
Registros y documentación:
Los procesos:
Los paseos: dibujos generados mediante caminatas diarias entre los murales.
Otros movimientos: dibujos generados mediante carreras y desplazamientos aleatorios.
Mapa de movimiento total en Saint Palais:
18 días y 376,5 km.
Secuencia completa del vuelo de una paloma torcaz:
Video resumen del proyecto:
Muchas gracias a Alban Morlot (PDV Festival) por la oportunidad y la confianza en mi trabajo, a todo el pueblo de Saint Palais por el trato y en especial a Ludo e Isabel por acogerme.
Al ayuntamiento de Saint Palais, a Kultura Pays Basque, a Spacejunk y el resto de organizaciones que lo han hecho posible.
También al colegio de Amikuze, profesoras y alumnos por su implicación durante los talleres y al restaurante La Gambeta.
Ha sido un placer por mi parte realizar esta residencia de la que me llevo algo más que un puñado de kilómetros y mucho aprendizaje.
Hasta pronto!
Fotografías: Julien Dizdar, Isabel y Taquen
Vídeo y entrevista: Julien Dizdar